Cuidar la motivación y la autoestima de los alumnos

Las clases particulares son una herramienta de lo más eficaz contra el fracaso escolar, pero no sólo porque se apoye al alumno con la materia en sí, sino porque tenemos la oportunidad de hacerle ver las cosas desde otra perspectiva. En este artículo, Diana Cabello comparte con todos nosotros sus reflexiones sobre el tema, desde su conocimiento y experiencia como profesora particular.

Una cosa que caracteriza y diferencia la particularidad de la masificación de las aulas, es que el profesor particular puede prestar toda su atención al aprendizaje del alumno, cosa que no sucede en las aulas oficiales de un colegio o instituto, y por tanto detectar problemas que pudieran existir en su aprendizaje y, sobre todo, en su ánimo frente a los libros.


En todos estos años de docencia particular, pues soy profesora desde hace nueve años, me he dado cuenta de que personalmente utilizo mis cualidades empáticas sin dudarlo con mis alumnos. Así, consigo su confianza y una vez con ella, trabajo su motivación y su autoestima frente al estudio.
Hice cursos de pedagogía para mejorar en mi trabajo y, junto con esta empatía e instinto docente, he desarrollado técnicas de motivación del alumno y mejora de su autoestima.


¿Por qué hablar de motivación y autoestima?

Porque después de años trabajando con adolescentes, he observado que en gran medida y en muchas ocasiones, su fracaso escolar se debe a una baja autoestima. Creen, por cualquier motivo, que no van a ser capaces de sacar el curso, o aprobar tal o cual materia. Los motivos pueden ser varios: culpan al profesor, se les hace cuesta arriba, no entienden pequeños conceptos que acaban por convertirse en temas completos, la propia etapa adolescente. El descenso de autoestima además va unido irremediablemente a una progresiva falta de motivación para el estudio: “¡Para qué! ¡Si lo voy a suspender!”. Y ahí es donde entra el trabajo oculto del profesor particular. Con algunas nociones de pedagogía y un poco de intuición, se pueden lograr pequeños éxitos que poco a poco se irán convirtiendo en grandes, del mismo modo que crece su autoestima y motivación por los libros.
El recurso imprescindible para un buen profesor es el refuerzo positivo. Es una herramienta de lo más valiosa contra la baja autoestima. Cada vez que el alumno logra aprender a solucionar actividades, hay que premiárselo. Es increíble lo que pueden hacer unas pocas palabras de reconocimiento del trabajo bien hecho. Y en ellos, mucho más.
Unas buenas técnicas de estudio adaptadas al alumno, refuerzan su aprendizaje. Hay que conseguir que se olviden de estudiar “de memoria” y enseñarles a estudiar, porque aunque casi todos conocen dichas técnicas, muy pocos o ninguno sabe cómo utilizarlas y valerse de ellas para conseguir un aprendizaje de calidad. Tras trabajar con el alumno ya se sabe cuáles son sus puntos débiles, puntos en los que han de centrarse las técnicas para reforzar su forma de aprender, sin descuidar sus habilidades positivas, que se ven reforzadas automáticamente.
El éxito de un profesor reside, sobre todo, en que su trabajo sea vocacional. La vocación por la docencia, el amar la enseñanza hace que todas las técnicas del mundo, todos los métodos fluyan casi por sí mismos, encauzados a la voluntad de que el alumno consiga aprender, porque es de lo que se trata, no de enseñarles a aprobar, sino a aprender y a pensar por sí solos.
Diana Cabello Muro. Licenciada en Historia. Profesora desde hace 9 años.
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