Cómo y por qué retomar los estudios (Volver a las aulas: Parte I)

Al aproximarse septiembre, con el final de las vacaciones para muchos y ante el inicio del curso académico, muchos nos planteamos nuevos retos tanto personales como profesionales. Uno de ellos es el de mejorar nuestros conocimientos y habilidades.

7 Motivos para volver a las aulas
Volver a tomar clases, bien presenciales bien virtuales conlleva un cambio de rutinas y muchos retos, pero supone unos cuantos beneficios, tanto a corto como a largo plazo en lo personal y en lo profesional:

  1. Mejorar nuestras perspectivas personales y profesionales (cumplir sueños, mejorar el currículum, etc.)
  2. Trabajar nuestra autoconfianza y ganar en autoestima: superarse con nuevos retos
  3. Ganar hábitos saludables, manteniendo una mente despierta
  4. Sentirse más vital y conocer gente nueva y afín
  5. Posibilidad de descubrir nuevos intereses y nuevos caminos a explorar en lo personal y profesional
  6. Mejorar nuestros ánimos con ilusiones puestas en nuevos proyectos, tanto a corto como a largo plazo
  7. Sentir la satisfacción de aprovechar el tiempo y de aprender
¿Cómo volver a ser estudiante?
Para poder tomar una buena decisión hay que empezar por reflexionar sobre uno mismo y las expectativas que se tienen para volver a estudiar. Hay que ser sobre todo realista y ser consciente de nuestras limitaciones.
Este proceso de autoanálisis puede ser más fácil si nos hacemos una serie de preguntas:
-¿Puedo compaginar unos estudios con mi situación laboral actual y con la vida familiar?
-¿Puedo permitirme los costes de matriculación, materiales, desplazamientos, etc.?
-¿Cuánto estoy dispuesto a sacrificar?
-¿Se dan algunas de las circunstancias que se dieron cuando acabé o dejé de estudiar en el pasado?
Habiendo sopesado los pros y contras, hay que acabar de definir bien todos los aspectos entorno a la decisión de volver a las aulas. Charla con amigos y familiares y busca consejo y orientaciones en los responsables. Es importante contar con opiniones de otras personas que nos conozcan bien o que nos puedan aportar información de utilidad para poder elegir mejor.
El tipo de estudios por el que optemos debe tener en cuenta nuestro nivel de partida pero también la modalidad formativa. Tendremos que prepararnos y planificar nuestro tiempo de forma diferente si aspiramos a formación reglada o no reglada. Por otra parte, hay que tener claro si nos conviene o puede ser más útil unos estudios universitarios (grado, máster, posgrado) o bien nos será más útil y práctico un ciclo formativo de grado medio o superior o bien algo más práctico. Quizás un curso de contabilidad avanzada nos ayudará mucho más que un máster de larga duración en la misma materia si queremos adquirir conocimientos prácticos para el trabajo actual o para encontrar uno nuevo. O tal vez unas clases online de un idioma en el que tenemos una buena base nos serán más útiles que un curso presencial de extensión trimestral o anual.
Lee con detenimiento los requisitos de admisión de las diferentes opciones que tengas e infórmate sobre los temarios, planes de estudio así como las posibilidades de flexibilidad horaria y modalidades de pago. Consulta si tienes posibilidades de solicitar beca o si puedes acceder a descuentos.
Una vez hayas completado todos los trámites administrativos, si es necesario, refresca un poco tus conocimientos o accede a algunas clases preparatorias, en función de los requerimientos exigidos y del tiempo que haya pasado desde la última vez que estudiaste.
Al principio puede sobrarnos motivación o bien pueden asaltarnos algunos temores. Para reforzar nuestra actitud positiva y alejar pensamientos negativos, basta con centrarnos en los pros que habíamos visto, minimizando los puntos en contra (asociándolos con soluciones posibles a los mismos).

Si hace mucho tiempo que se dejaron las aulas, hay que ser consciente que costará retomar el hábito de estudio al principio (deberes, tomar apuntes, organizar contenidos, preparar exámenes). No obstante, haber tomado la decisión después de haberse informado bien y de haber reflexionado mucho, implica que nos tomamos en serio los estudios, más quizás que en el pasado, pues tenemos claro qué queremosy qué errores pudimos haber cometido en el pasado. Será necesario poco tiempo para acostumbrarse a nuevos hábitos y rutinas. Además, si contamos con el apoyo de familiares y amigos (o de los propios compañeros de clase), será mucho más fácil.
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